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Foto del escritorOrlando Turcios

Conoce a tu Dios: Inmutable y Omnisciente



En los artículos anteriores de esta serie, hemos leído acerca de la importancia de conocer al Dios que adoramos y que se nos ha revelado, y sobre cuatro de los atributos que describen Su naturaleza: La Santidad, Omnipotencia, Trinidad y Eternidad de Dios. Si no los has leído, te recomendamos que puedas hacer clic en cualquiera de ellos para que puedas hacerlo y comprender mejor la lectura del día de hoy.


Hoy continuaremos hablando acerca de otros dos importantes atributos: La Inmutabilidad y Omnisciencia de Dios.


El Dios Inmutable

Vivimos en un mundo de constantes cambios. Desde el día en que nacemos, constantemente adoptamos cambios en nuestras vidas. A medida crecemos cambiamos, ya sea de escuela, de colegios, de amigos, e incluso vamos cambiando nuestra forma de ver las cosas.


Todo y todos cambian. En un mundo tan incierto y cambiante es satisfactorio saber que nuestro Dios es inmutable. Él nunca cambia. Eso significa la inmutabilidad de Dios.

Hebreos 13:8-9 nos dice que Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos; y que no debemos dejarnos cautivar por ideas nuevas y extrañas.


Como seres humanos constantemente nos equivocamos y eso nos lleva a cometer errores que muchas veces lamentamos. Sin embargo, Dios no es así; con Él tenemos la plena seguridad de que a pesar de ser seres cambiantes, Su fidelidad permanece para siempre. Tal como lo dice Malaquías 3:6: «Porque Yo, el Señor, no cambio; por eso ustedes, oh hijos de Jacob, no han sido consumidos».


Dios no puede volverse menos poderoso, menos bondadoso, infiel o injusto. Él no pierde Su sabiduría, ni mucho menos puede dejar de amarnos, a pesar de que nosotros sí cambiamos y por supuesto, le fallamos. Esa debe ser nuestra seguridad para vivir, que el Dios que hizo la promesa la cumplirá (Heb 10:23).


Para nosotros los creyentes, tener la certeza de que nuestro Dios no cambia significa que podemos vivir confiadamente en Él. En la perfección de nuestro Dios no hay nada que pueda ser alterado o algo que necesite ser añadido. En Dios no hay incongruencia, variación o cambio. Solamente Él es inmutable y esto separa a Dios de toda la creación que está en constante cambio.


«El mismo Dios que trató con Abraham es el que trata con nosotros. El mismo Dios que perdonó a David de su pecado de adulterio es el mismo Dios que nos perdona a nosotros de todas nuestras desobediencias. El mismo Dios que dio a su Hijo unigénito es el que nos da con Él todas las cosas. Porque Dios es inmutable, sus palabras y sus propósitos son inmutables». Roberto Sánchez


Lee y medita en los siguientes pasajes que afirman la inmutabilidad de nuestro gran Dios:


«Para siempre, oh Señor, Tu palabra está firme en los cielos». (Sal. 119:89).


«El cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabras no pasarán». (Mt. 24:35).


«Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro». (Ro. 8:38-39).


El Dios Omnisciente

Actualmente vivimos en una generación muy preparada y que constantemente está en crecimiento. Sin embargo, la imperfección del ser humano se aprecia en su limitado conocimiento. No conoce lo correcto, y lo que conoce, no lo usa correctamente. En cambio, Dios es omnisciente, Él lo sabe todo.


Jérémie Roy lo describe de esta manera: «Dios es omnisciente, lo cual significa que sabe todo. Para una definición más completa, uno puede decir que la omnisciencia significa que “Dios se conoce plenamente a sí mismo y a todas las cosas reales y posibles en un solo acto sencillo y eterno”. ¡Cuánto deberíamos buscar conocer y confiar en un Dios así!»

Este es uno de los atributos que caracterizan a Dios como alguien que tiene una sabiduría plena y perfecta, y no hay nada ni nadie que se compare. Dios a través de este atributo, puede conocer todo lo que pasa por la mente de alguien, incluso lo que su corazón está sintiendo.

Por esa razón el rey David en el Salmo 139 inicia diciendo: «Has examinado mi corazón, y sabes todo acerca de mí». Muchas veces leemos esto y nos preocupamos, tendemos a pensar que: «si Él lo sabe todo, me va a rechazar, no me va a aceptar, porque soy malo, me equivoco demasiado y a veces pierdo el rumbo ¿cómo va a amarme así?». Y aquí es donde comienza Su gracia. Nuestro Dios, Omnisciente, que sabe todo, al ser el Único que puede examinar nuestros corazones y mentes, es el único que puede juzgarnos. Pero en Su inmensa gracia y misericordia, Él nos ama y nos acepta. Dios en ningún momento rechazó a Pedro que lo negó, tampoco rechazó a Tomás que dudó, o incluso a Pablo que lo persiguió, Él sabía todo lo que habían hecho y los amó, los aceptó y los perdonó. Nunca olvides que, cada día que pasa Su misericordia es nueva cada mañana.


«Aunque has cambiado mil veces, Él no ha cambiado ni una». – Charles Spurgeon





No te pierdas la próxima semana el siguiente artículo donde leeremos acerca de: El Dios Trascendente, Inmanente y Omnipresente. Si deseas profundizar aún más en los atributos de Dios, puedes dejarnos tu comentario para brindarte valiosos recursos acerca de este fascinante tema.



Referencias Bibliográficas:


Melo, A., Flores, J. (2022) Conoce a tu Dios. Florida, Estados Unidos: Editorial Bautista Independiente (EBI).



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