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Foto del escritorAndrea Moreno

Conoce a tu Dios: Santo y Omnipotente


«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado».

Juan 17:3 NBLA


En el corazón de todo ser humano se encuentra un deseo innato por conocer algo que va más allá de lo que podemos ver o experimentar. Las religiones intentan dar respuesta a esta inquietud, así como un sin fin de métodos e ideologías más también lo hacen actualmente. Pero este deseo, es en realidad uno que Dios ha puesto en nuestros corazones, para que podamos conocerlo. Eclesiastés 3:11b lo explica de esta manera: «También ha puesto la eternidad en sus corazones, sin embargo, el hombre no descubre la obra que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin».


Esa eternidad depositada en nuestros corazones tiene un propósito, y es que podamos conocer a nuestro Eterno Dios y Creador. Aunque nunca lograremos hacerlo de principio a fin en este mundo caído, es bueno saber que existen dos maneras en las que hoy podemos conocer a Dios correctamente, a través de la revelación que Él ha hecho de sí mismo. Una de ellas es la revelación general, la cual nos enseña que Dios se revela a través de su misma creación. Y la otra es la revelación especial, que se encuentra en las mismas Escrituras que Él ha inspirado: la Palabra de Dios.


Estamos a punto de comenzar un viaje para conocer a Dios a través de Su Palabra, la revelación especial. Específicamente, a través de Sus atributos, los cuales se aprecian a lo largo de toda la Biblia, y se han categorizado para conocer correctamente la naturaleza, la esencia, y las características que describen al único Dios verdadero.


Estos atributos describen a Dios como: Santo, Omnipotente, Trino, Eterno, Inmutable, Omnisciente, Trascendente e Inmanente, Omnipresente, Bondadoso, Justo, Soberano, Dios de Amor y Dios de ira. (No te asustes, profundizaremos en cada uno de ellos).


Hoy leeremos acerca de los primeros dos: La santidad y la omnipotencia de Dios. ¡Empecemos!


El Dios Santo

Hemos escuchado una y otra vez hablar acerca de la santidad de Dios. Se escucha hablar de ella en las iglesias, entre cristianos o personas de otras religiones, incluso llegamos a cantar letras de canciones que declaran y profesan: «Santo, Santo, Santo es El Señor».


Sin embargo, cuando hablamos de santidad, la realidad es que no comprendemos la profundidad de este gran atributo. Uno que describe la naturaleza única de nuestro Dios. Así que, para empezar, es necesario que entendamos dos aspectos fundamentales que describen la santidad de Dios: la majestad y la pureza divinas.


Cuando hablamos de santidad refiriéndonos a la majestad divina, nos referimos específicamente a una «separación». Dios, en su majestad, está separado de todos los seres y de todas las cosas. A lo largo del Antiguo Testamento, vemos que este atributo de Dios era claramente entendido entre muchos de sus autores. Por ejemplo, Moisés canta: «¿Quién como Tú entre los dioses, oh Señor? ¿Quién como Tú, majestuoso en santidad, temible en las alabanzas, haciendo maravillas?» (Ex 15:11).


Puedes recordar que fue Moisés quien recibió los diez mandamientos y determinados juicios como parte de la provisión de Dios para Su pueblo, a fin de que vivan de forma diferente como «gente santa». De la misma manera, tu y yo como creyentes, vivimos hoy en un mundo caído, pero debemos distinguirnos por no actuar como el. La Biblia es clara al decirnos que, si amamos al mundo, el amor del Padre no está en nosotros (1 Jn 2:15).


R. C. Sproul escribe: «Cuando la Biblia llama santo a Dios significa primordialmente que Dios es transcendentalmente aparte. Es tan exaltado sobre nosotros y tan más allá de nosotros que parece casi totalmente ajeno a nosotros. El ser santo es el ser “otro”, el ser diferente de manera especial».


Ahora, cuando hablamos de santidad refiriéndonos a la pureza divina, nos referimos a un concepto que puede sonar un poco más familiar para nosotros, con respecto a este atributo: Dios es bueno, recto, y, por lo tanto, existe aparte de todo mal y pecado. Cuando entendemos esto, podemos entonces también comprender lo que es el pecado: todo aquello que no proviene de Dios, y no es Dios.


Randy Jaeggli lo describe de esta manera: «Dios no es santo porque está separado del pecado. Al contrario, Él está separado del pecado porque Él es santo».


¿Por qué es tan importante que comprendamos que tenemos un Dios Santo? Pues porque esto tiene implicaciones para todos los hijos de Dios. Todo cristiano ha sido consagrado, esto quiere decir que ha sido separado del pecado, y separado para Dios y para sus propósitos. Para ser santos, así como Él es Santo (Lv 11:45). Porque sin santidad, nadie verá al Señor (Heb 12:14).


Esto, en lugar de intimidarnos o hacernos sentir incapaces de cumplir el estándar requerido de santidad, debe brindarnos gran consuelo y alivio. ¡Simplemente recordemos las buenas noticias del Evangelio! Cristo, a través de Su obra en la cruz del Calvario, ha redimido a todo aquel que ha puesto su confianza en Él, y ha dado al mismo Espíritu Santo de Dios a cada creyente, quien es el que obra en él de manera progresiva en este proceso conocido como «Santificación». En definitiva, son buenas noticias saber que nuestro Dios nos ha visto, nos ha elegido para pertenecer a Él, vivir como Él y para Él. ¡Porque para esto hemos sido creados! (Ro 11:36)


«Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable». 1 Pedro 2:9 NBLA


El Dios Omnipotente

La omnipotencia divina quiere decir que Dios es todopoderoso. No hay nada imposible para Él. Creo que este concepto también es algo que escuchamos frecuentemente y que hemos tenido muy presente siempre en nuestro vocabulario: «¡Tenemos un Dios todopoderoso!» exclamamos y escuchamos muy a menudo. Pero una vez más, el hecho de comprender verdaderamente este atributo trasforma nuestra forma de conocer y relacionarnos con nuestro Dios.


En primer lugar, déjame mencionarte diferentes maneras en las que se ha manifestado la omnipotencia de Dios:

  1. La omnipotencia de Dios se ha manifestado en la creación. «Los cielos proclaman la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de Sus manos» (Sal 19:1). La perfección de la creación de Dios, la naturaleza y la manera en que todo ha sido creado armoniosamente y de manera tan infalible, nos habla del glorioso poder del Gran Creador.

  2. La omnipotencia de Dios se manifiesta en la historia. No sólo en toda la historia de la humanidad, al ver cómo cada suceso, desde el más mínimo hasta el más increíble ha sido orquestado por el poder del único Dios; sino que también podemos ver reflejado el poder de Dios en nuestras propias historias de vida. Si estás en Cristo, seguramente has visto el poder de Dios obrar en tu vida, aun en los más mínimos detalles.

  3. La Omnipotencia se ha manifestado en la salvación. Tenemos un Dios que ha decidido salvar a personas, llevarlas de muerte a vida espiritual y eterna, con tan sólo el poder de Su Palabra proclamada (1 Co 1:21). Así cómo Él creó todo el universo con el poder de Su Palabra, de la misma forma salva a Sus elegidos. Nadie está fuera del alcance del poder único y transformador de Dios.


Nuevamente, podemos apreciar cómo el Evangelio nos ayuda a experimentar la omnipotencia de Dios demostrada para nosotros. Recordemos que está a nuestra disposición en Cristo; como lo dijo Pablo: «y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de su poder» (Ef. 1:19).


El mismo poder que resucitó a Cristo de entre los muertos, ¡es el mismo que ahora obra en nosotros! (Ro 8:11). Que nuestro anhelo sea que podamos vivir y experimentar en esa atmósfera celestial de la omnipotencia de nuestro gran Dios.


«¡Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina» (Ap. 19:6).




No te pierdas la próxima semana el siguiente artículo donde leeremos acerca de: El Dios Trino y Eterno. Si deseas profundizar aún más en los atributos de Dios, puedes dejarnos tu comentario para brindarte valiosos recursos acerca de este fascinante tema.



Referencias Bibliográficas:

Melo, A., Flores, J. (2022) Conoce a tu Dios. Florida, Estados Unidos: Editorial Bautista Independiente (EBI).



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