Hace ya aproximadamente dos años desde que vi este video, justo en una temporada de mi vida en la que Dios me estaba llamando a desconectar de absolutamente todo aquello que a lo largo de mi vida había impedido que yo lo conociera a Él en verdad.
Durante ese tiempo, finalmente pude comprender que el Dios único, real y verdadero que ha creado todo cuánto existe en el Universo, se ha revelado a toda Su creación y ha hecho hasta lo inimaginable para recuperarla (Jn 3:16). Sin embargo, somos nosotros, los seres humanos, quienes vivimos inconscientes de esta maravillosa verdad: Somos el objeto de amor del Dios de amor. Él nos ha creado por amor, para amarnos (Ef 3:18-19).
Tal vez te podrás preguntar: entonces ¿por qué el mundo que Él ha creado es un reflejo de todo lo que es contrario al amor?
La verdad es que todos sabemos que el mundo en el que vivimos predomina la pobreza, la guerra, la injusticia, el hambre… Pareciera que no es real ese Dios amoroso del que todos hablan. Hay algo que debemos comprender y es que, Dios permanece siendo Dios, lleno de amor, compasión, justicia y santidad. Él es quien fue, quien es, y quien siempre será. Pero no sucede de la misma manera con Su creación. Nosotros nos hemos revelado en contra del Creador (Gn 3). Esto se debe a que nuestros corazones se han endurecido por el pecado, por la mentira, el orgullo, los vicios... La realidad es que todos buscamos incansablemente saciarnos en todo tipo de cosas, lugares, incluso en personas, que jamás lograrán satisfacernos.
Es imposible que podamos ignorar la verdad que está frente a nuestros ojos: el mal que vemos en el mundo es resultado de haberle dado la espalda a nuestro Dios y Padre Celestial. ¡Este no era Su diseño original hacia nosotros! Pero ¿sabes algo? hay una manera, ¡hay una manera de vivir esa vida eterna que Dios tiene preparada para nosotros, desde que estamos en la tierra! (Jn 17:3)
Sin embargo, esto no sucede hasta que Dios, en Su gran amor y misericordia, decide intervenir en nuestras ocupadas vidas y hacernos un llamado (Ap 3:20). Cuando en Su gran amor, Él toca a las puertas de nuestros corazones, para invitarnos a desconectar de todo aquello que solo vemos con nuestros ojos, y conectar con las cosas que solo podremos ver con el corazón (2 Co 5:7).
En este video se representa solamente al teléfono móvil como una de las tantas cosas que nos mantienen cegados y apartados de Dios, pero tú y yo sabemos que son muchas más. Te animo a que te tomes un momento para reflexionar en cada una de las preguntas que escucharás en el video, y quisiera agregar solo una última más:
¿Cuándo fue la última vez que desconectaste de las cosas terrenales y temporales de este mundo, para conectar con las cosas celestiales y eternas de Dios?
«Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados, para que sepan cuál es la esperanza de Su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos»
Efesios 1:18 NBLA
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