«Y ahora ustedes, los gentiles, también han oído la verdad, la Buena Noticia de que Dios los salva. Además, cuando creyeron en Cristo, Dios los identificó como suyos al darles el Espíritu Santo, el cual había prometido tiempo atrás».
Efesios 1:13 NTV
Recibimos el Espíritu Santo en nosotros al aceptar a Cristo como Señor y Salvador de nuestras vidas como un regalo, puesto que es gracias a que Él mismo nos convence de nuestro pecado que tú y yo podemos venir en arrepentimiento a Dios para recibir Su perdón y salvación. Él es también quien confirma que nosotros hemos sido salvos (Ef 1:13-14). Es el precioso Espíritu que el Señor nos dio para adoptarnos, haciéndonos Sus hijos porque Él nos escogió, meramente porque, en amor, esa fue Su voluntad (Ro 8:15). A través de ese precioso regalo es que podemos acercarnos al Padre.
En Romanos 8:9 dice que aquel que no tiene el Espíritu de Cristo no pertenece a Él. Pero nosotros ya somos de Cristo, ya declaramos que Él es nuestro Señor y Salvador, y ya creemos que Él resucitó de entre los muertos, por lo que tenemos la certeza de que pertenecemos a Él y, por lo tanto, el Espíritu está en nosotros.
Podemos ver al Espíritu obrar en nosotros produciendo fruto (Gal 5:22-23), mostrándonos la verdad y orientándonos hacia Cristo (Jn 15:26), de modo que podamos vivir en rectitud; siendo ya no más esclavos del pecado, sino que siervos de la justicia (Ro 6:18). Lo cierto es que el Espíritu Santo está en ti, produciendo esa transformación, regeneración y renovación en tu ser (Tit 3:5). Es el Espíritu que nos permite entender la voluntad del Señor (1 Co 2:10) para plantar semillas que luego Él mismo puede hacer florecer.
Juan 16:8 dice que el Espíritu convence al mundo de pecado, justicia y juicio; es decir, confronta nuestra antigua naturaleza pecaminosa y la convierte en una nueva, en busca de Cristo. Aunque sea complejo o difícil de entender, tenemos la certeza de que está aquí, siempre siendo nuestro Consolador, apoyándonos en todo momento e incluso intercediendo por nosotros en oración (Ro 8:26).
Tal vez no podremos entender al Espíritu Santo completamente, pero eso es algo bueno e incluso bíblico. Dice la Palabra en 1 Corintios 1:25 «[…] lo insensato de Dios es más sabio que los hombres […]», es decir, aún en toda nuestra sabiduría no podríamos entender completamente al Señor. Alegrémonos de que todo esto es un misterio, porque quiere decir que es mucho mayor que nosotros. Así que, tengan fe, se los dice Jesús, Jehová y el Espíritu, ese mismo que mora en ustedes, que los consuela y nunca los abandona.
Una cosa muy cierta es que, cuando recibimos el Espíritu Santo, lo recibimos en su totalidad y que el milagro de Salvación es una obra completa, pero el recibir la salvación y el Espíritu Santo no es el lugar donde acaba de la vida de un cristiano, sino que es el comienzo. Ahora, como hijos y amigos de Dios (Ro 5:11 NTV) ¿No creen que sería bonito poder conocer mejor a nuestro Padre?, ¿estar más cerca de Él? Ya sabemos qué trae el Espíritu Santo a nuestras vidas cuando Él llega, pero ahora que lo hemos recibido, también hemos sido llamados a ser llenos de Él.
Entonces, ¿Cómo podemos ser llenos del Espíritu Santo? En el próximo artículo profundizaremos más en este tema.
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