Antes de formarse los cielos y la tierra, todo comenzó desde y por la voluntad de Dios, y esa voluntad incluía la inspiración, la escritura, interpretación, y el estudio de Su Palabra. El apóstol en su segunda carta de 2 Pedro 1:18-21 explica con claridad los orígenes de la Palabra que ha dado vida a un sinfín de generaciones. En este pasaje claramente se expresa que ninguna profecía de la Escritura surge de la interpretación humana, sino más bien de la inspiración del Espíritu Santo.
Pero ¿Cómo comenzó todo? Debemos saber que la Biblia es una colección de muchos libros, escritos por distintos autores, épocas, países, e idiomas. ¿Alguna vez te has preguntado bajo qué circunstancias se escribió cada libro?, ¿Las personas que recopilaron estos libros divinos eran investigadores científicos o poseían el discernimiento divino?
Hay muchas preguntas que pueden surgir tanto de la escritura de cada libro, como de su recolección. El discernimiento es clave para ambas tareas, cada profeta debía tener intimidad con Dios para poder hablar con Él y escribir textualmente lo que les decía en sueños, visiones, o incluso en su propia imagen de Dios como le ocurrió a Moisés en Números 12:6-8.
De igual forma, el discernimiento les permitiría diferenciar la voz de Dios entre letras, como lo menciona el apóstol en su libro de Juan 16:13-14: el Espíritu de la verdad guiará a toda verdad, y los que lo glorificarán tomarán todo lo dicho por Él y lo dará a conocer a Sus seguidores, acción que sin duda realizaron al juntar cada libro y unirlo en una sola biblioteca: la Biblia.
El Canon Bíblico
Tiempo después, fue formado el Canon Bíblico, el cual se refiere a la colección de libros que conforman las Escrituras que Dios entregó a Su Iglesia. Estos se distinguen por sus cualidades divinas, su conexión apostólica, sea porque fueron escritas por los apóstoles o por su asociación a ellos. (Kruger, s.f.)
Cabe recalcar que la Iglesia no creó el Canon Bíblico, puesto que no es ninguna invención humana. En realidad, la iglesia lo identificó por el contenido apostólico de su mensaje, es decir, fueron identificados por medio de personajes que tuvieron muchísima relación con Jesús, en este caso eran los 12 apóstoles y otros personajes que evidentemente realizaron milagros muy notables para su época, como ser el caso de Moisés. (Kruger, 2022)
Después de muchos años, ¿Cómo podemos ahora tener la certeza de la divinidad en el Canon Bíblico? Esta fue otra de las variables clave para identificar los libros sagrados, y es que el ser humano sentía la autoridad de Dios en cada parte de estos libros divinos, a diferencia de un libro inspirado por la creatividad humana. Según Ezequiel 13:6-7, las palabras inspiradas por el ser humano y no por Dios jamás se cumplirán, eso significa que no son vida y mucho menos eternas.
Por otra parte, nosotros como Sus ovejas reconocemos Su voz entre letras, sentimos vida al escucharlo y tenemos la seguridad de que nadie nos apartará jamás de Él. Cuando sentimos la mezcla de todas estas cosas, se cumple la Palabra en Juan 10:27-29, y esto nos demuestra que Su palabra se cumple hoy y se cumplirá hasta el fin de los tiempos. De estas mismas cosas tuvieron la certeza aquellos investigadores que se dedicaron totalmente a recopilar estos libros y a juntarlos para finalmente formar el Canon Bíblico.
Mientras estudiaba esta línea de tiempo me llamó la atención el arduo trabajo que significó crear la Biblia para muchos personajes por miles de años, y que Dios quisiera que esta Palabra fuera conocida por el mundo entero; y me pregunté: ¿Cuál es la voluntad de Dios al crear una biblioteca por muchísimos años, para ser unida muchos años después? ¿Por qué se creó la Biblia? 2 Timoteo 3:15-17 responde a esta pregunta en dos puntos principales:
Para hacernos sabios para la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús. Es decir que, Dios desea que por medio de Su Palabra conozcamos a Su Hijo, que creamos en Él, y que sólo por medio de Él podamos obtener la salvación y una nueva vida.
Para que podamos compartirla, con el fin de que todo siervo de Dios esté enteramente capacitado para buenas obras.
Como resumen, todo comenzó desde la voluntad de Dios por medio del Espíritu Santo quien inspiró y dio discernimiento a distintos personajes escogidos en distintas épocas y ciudades para hablar de una misma salvación y trasladarla a libros que posteriormente serían descubiertos e identificados para formar el Canon Bíblico, con el fin de que nosotros pudiésemos tener la salvación por medio de Jesús y así poder demostrar el amor inmenso de Dios con nuestras obras.
Ver la granularidad de esta línea de tiempo tan extensa me demuestra una vez más que nuestro Dios actúa con propósitos lineales, y que Su voluntad es y será la misma desde el día uno de la creación hasta el final, así como Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos. (He 13:8).
«Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual ustedes hacen bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en sus corazones. Pero ante todo sepan esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios».
2 Pedro 1:19-21 NBLA
Referencias:
Kruger, M. (s.f.). Obtenido de https://www.coalicionporelevangelio.org/ensayo/canon-biblico/
Kruger, M. (16 de 03 de 2022). Obtenido de https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/como-se-formo-la-biblia/
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