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Foto del escritorLourdes Moreno

Desesperado

Actualizado: 30 may 2022



Señor, ¡cómo han aumentado mis enemigos!

Son muchos los que me atacan,

son muchos los que me dicen

que tú no vendrás en mi ayuda.

Pero tú, Señor, me rodeas como un escudo;

eres mi orgullo, el que sostiene mi vida.

Con mi voz clamaré a ti, Señor,

y tú me responderás desde tu lugar santo.

Yo me acuesto, y duermo y despierto,

porque tú, Señor, me sostienes.

Aun si me rodean legiones de soldados,

no tengo nada que temer.

Señor y Dios mío, ¡acude a rescatarme!

¡Hiere a todos mis enemigos en la mejilla!

¡Rómpeles los dientes a esos malvados!

A ti, Señor, te corresponde salvar;

¡derrama tus bendiciones sobre tu pueblo!



En esta ocasión conoceremos el Salmo 3, cuando David huía de su hijo Absalón (2 Samuel 16:1-23), ya que este, deseaba tomar el reino de su padre, y debido al pecado de adulterio que David cometió en el pasado (2 Samuel 12:11-12), Dios lo estaba permitiendo.


¿Te has encontrado alguna vez en una circunstancia desesperante de la que sientes que no hay salida? Hoy examinaremos un Salmo que describe exactamente este sentimiento en una de las circunstancias que atravesó el Rey David durante su reinado.


Al examinar este salmo, podemos ver reflejada claramente la desesperación de David al ser perseguido. Observamos también, una actitud de queja y súplica hacia Dios por el problema que estaba ocurriendo (v. 1-2); pero a la vez, David también decide confiar en Dios en medio de esa situación (v. 3-8).


¿Qué nos revela el Salmo 3 acerca de Dios?

1. Dios es nuestro Padre: así como un hijo acude a los brazos de su padre cuando necesita auxilio o se encuentra en algún tipo de necesidad, de esta misma forma podemos acudir a nuestro Padre celestial en tiempos difíciles. (Salmos 103:13)

2. Dios es misericordioso: a través de la historia de David observamos esta cualidad, porque aun habiéndole fallado a Él en el pasado, Dios continúa dispuesto a librarle y concederle la victoria. (Hebreos 4:16)

3. Dios es nuestro escudo: podemos confiar que Dios está de nuestro lado y que pelea nuestras más duras batallas. (Salmos 28:7)


¿Qué lecciones aprendemos del Salmo 3? ¿Cómo podemos aplicarlas a la vida diaria?
  1. Al momento de enfrentar problemas difíciles, como persecución y desesperación, acudir a Dios en oración con toda confianza y sinceridad.

  2. Recordar la fidelidad de Dios en el pasado.

  3. Orar con Fe en la fidelidad y actuación de Dios de forma anticipada, a la resolución del problema.

  4. Orar y esperar que Dios actué de acuerdo con Su voluntad.


Reflexiona y responde en oración:
  1. ¿Al experimentar emociones fuertes en mi día, cuál es mi reacción?

  2. ¿Qué cargas presento el día de hoy que debo entregar a Dios?


Con mi voz clamaré a ti, Señor,

y tú me responderás desde tu lugar santo.

Salmo 3:4 NTV


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