¿Por dónde comenzamos al analizar una frase como esta? Muchas de las frases que utilizamos en el habla común vienen de dichos y refranes populares.
En otras tantas ocasiones nos vemos a nosotros mismos repitiendo frases que escuchamos a otros utilizar y quizá nos parecen acertadas. Sin embargo te pregunto, ¿te percatas realmente de la profundidad de las frases que utilizas? La cosmovisión del mundo se impregna en muchas áreas de la vida, quizá las frases que utilizamos no son la excepción y pueden provenir de lugares con una no tan buena teología.
Una de las cosas que quizá como cristianos puede ser difícil de comprender y hasta aceptar, son las pruebas. En el evangelio de Juan, unos capítulos antes del relato del arresto de Jesús, Él dice lo siguiente: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33 RVR1960). Las pruebas y aflicciones serán situaciones que deberemos afrontar en nuestra vida, sin embargo, Jesús nos promete estar con nosotros.
Esta frase, nos puede hacer creer que se nos “entregan” batallas por nuestra fuerza o resistencia pero, no se trata de nuestras fuerzas o capacidades, no se trata de nosotros, sino de lo que Él hace en nosotros a través de estos procesos. Cada uno tiene un plan asombroso de redención en su vida, el fin de estas situaciones y de la vida cristiana es que seamos transformados. Cuando la prueba, aflicción o dificultad llegue a tu vida, corre al Salvador. Corre a quién sabe lo que es bueno para ti (Romanos 8:28-29).
En esto se alegran, a pesar de que por ahora, si es necesario,
estén afligidos momentáneamente por diversas pruebas,
para que la prueba de su fe —más preciosa que el oro que perece,
aunque sea probado con fuego— sea hallada digna de alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo.
1 Pedro 1:6-7 RVA
Las pruebas son parte del carácter que Dios quiere formar en nosotros. Muchas veces, Dios deberá trabajar en nosotros limando ciertas asperezas. Muchas veces el proceso es doloroso y largo, pero es necesario. Este agridulce proceso tiene un peso eterno. Al final, vivimos para glorificar a Dios en todo lo que hacemos, las pruebas son una oportunidad más para darle gloria a Dios.
Pero por obra Suya están ustedes en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, santificación y redención, para que, tal como está escrito: «El que se gloría, que se gloríe en el Señor».
1 Corintios 1:30-31 NBLA
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