Oh Señor, Tú me has escudriñado y conocido.
Tú conoces mi sentarme y mi levantarme;
Desde lejos comprendes mis pensamientos.
Tú escudriñas mi senda y mi descanso,
Y conoces bien todos mis caminos.
Aun antes de que haya palabra en mi boca,
Oh Señor, Tú ya la sabes toda.
Por detrás y por delante me has cercado,
Y Tu mano pusiste sobre mí.
Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
Es muy elevado, no lo puedo alcanzar.
En esta primera parte, examinaremos los primeros versos del maravilloso Salmo 139, escrito por David. Esta es una oración, en la cual David adora a Dios por Su omnisciencia (uno de Sus atributos), pues tenía la certeza de que su Dios le conocía íntima y personalmente. Los paganos que no creían en el Dios de Israel y creían en otros dioses, no tenían esta misma certeza y seguridad que David tenía. ¡Él desbordaba en adoración al saber que el Dios verdadero realmente le conocía!
Te animo a que puedas hacer esta misma oración de David y seas consciente de que el único Dios verdadero, tu Creador, te conoce. Y así como puedes tener la convicción de ser plenamente conocido, ten presente que Dios ahora desea que tú le conozcas. De esta manera, y únicamente de esta manera, podrás desbordar en admiración, amor y adoración al igual que David.
Nunca olvides que Dios ha escrito todo un libro donde se ha revelado a sí mismo. Páginas y páginas en la Biblia, repletas de Sus palabras, pensamientos y de Su corazón. ¡Dios desea ser conocido! Él desea que también le conozcas íntimamente.
Reflexiona y responde en oración:
¿De qué manera afecta tu manera de actuar, hablar y de pensar el hecho de saber que Dios te conoce?
¿Qué pasos prácticos puedes implementar hoy para conocer mejor a Dios?
«Oh Señor, Tú me has escudriñado y conocido».
Salmo 139:1 NBLA
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