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Foto del escritorAndrea Moreno

Enfrentando la prueba y tentación con sabiduría | Santiago 1

Lectura sugerida: Santiago 1


La carta de Santiago es considerada como el libro de «Proverbios» del Nuevo Testamento, debido a su gran fuente de sabiduría. Fue escrita por Santiago (también conocido como Jacobo), el medio hermano de Jesús. Tristemente, durante el ministerio de Jesús en la tierra, Santiago no creía en quién Jesús decía ser ni apoyaba la misión que Él afirmaba tener. «Porque ni aun Sus hermanos creían en Él» (Jn 7:5).


Sin embargo, Santiago fue quien recibió una aparición especial de Jesús en la resurrección (1 Co 15:7), y fue a partir de ese momento que depositó su confianza en Él y llegó a convertirse en un fiel anciano de la Iglesia de Jerusalén. Santiago inicia su carta con un saludo a la Iglesia, y pudiendo haberse identificado como el hermano de Jesús, él prefirió identificarse como «siervo de Dios y del Señor Jesucristo» (Stg 1:1). El tema central de este libro es la forma de desarrollar una fe duradera, y hace un retador llamado a vivir una vida completamente fiel a Dios.


En el primer capítulo de su carta, Santiago enseña a los primeros creyentes la clave para enfrentar las duras pruebas que inevitablemente llegarían debido a la persecución de la Iglesia durante esa época. Sus sabias enseñanzas eran influenciadas por las palabras de Jesús en el Sermón del Monte y también eran inspiradas del libro de Proverbios.


En este capítulo encontramos la respuesta para saber cómo enfrentar la prueba y tentación con sabiduría, reconocer cuál es su propósito y sus grandes beneficios para todo cristiano; pues debemos ser conscientes de que la prueba de nuestra fe es necesaria e inevitable para fortalecerla y perfeccionarla, y para que esta resulte digna de aprobación y honor cuando Jesús sea revelado (1 Pe 1:7).

¿Cómo enfrentar la prueba?

1. Esperando en Dios


«Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte».

Santiago 1:2-4 NBLA


Al enfrentar la prueba, debemos reconocer que Dios está queriendo obrar en nosotros, y siempre lo hace para nuestro bien (Ro 8:28). Esperar en Dios durante la prueba debe conducirnos a una actitud humilde y expectante de lo que Él pueda estar intentando enseñarnos. La obra completa y ese resultado perfecto que Dios quiere trabajar en nosotros siempre estará relacionado con la obra de forjar la imagen de Jesús en nosotros. Dios desea que experimentemos la plenitud y el fruto apacible de justicia que viene como resultado de la prueba (He 12:11).


2. Pidiendo la sabiduría que viene de Dios


«Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada».

Santiago 1:5 NBLA


Es normal que, al momento de presentarse la prueba, no sepamos cómo actuar, y tal vez ni siquiera seamos conscientes de que estamos en medio de una. Sin embargo, podemos pedirle a Dios sabiduría para saber afrontar la prueba, y para reconocer qué es lo que Dios quiere enseñarnos a través de ella. Dios se complace en conceder sabiduría a todos los que la pidan y la busquen verdaderamente.


La sabiduría es la habilidad para saber aplicar el conocimiento en las diferentes situaciones de la vida. Es tener la mente de Cristo y poder discernir Su voluntad. Podemos tener mucho conocimiento, pero no saber aplicarlo de forma práctica en las diferentes circunstancias que se nos presentan. Solamente la sabiduría que viene de Dios nos capacita para lograrlo, y para ver las dificultades a través de una nueva perspectiva.


El peligro del hombre de doble ánimo

«El hombre de dos almas tiene una enfocada en la tierra y la otra en el cielo, quiere asegurar ambos mundos; no quiere renunciar a la tierra y no quiere dejar el cielo». —Clarke


Versículos más adelante nos hablan acerca del hombre de doble ánimo que es inconstante en todos sus caminos (Stg 1:8). Este tipo de personas son aquellas que, al no haber esperado pacientemente durante la prueba, no logran cosechar el fruto que Dios desea producir en ellos. Siguen estando incompletos. Puesto que las pruebas producen perseverancia y como lo dice el versículo, pueden hacernos perfectos y completos. Santiago repite la palabra «perfectos» siete veces en el libro, y su significado en el original es: plenitud e integridad.


Debido a nuestro pecado, somos seres que estamos fracturados y somos inconsistentes, es por esta razón que Dios tiene la misión y la mejor intención de restaurarnos, poco a poco mediante las pruebas y tentaciones. Debemos reconocer que las pruebas pueden hacernos más parecidos a Jesús y pueden forjar Su carácter en nosotros si las afrontamos con sabiduría y humildad; o pueden alejarnos de Dios al no comprender que la mano amorosa de nuestro Padre está trabajando en nosotros para nuestro bien. Paciencia y sabiduría de lo alto es lo que necesitamos para dirigirnos por la primera opción.


El que resista la prueba y tentación recibirá la corona de vida

«Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman. Que nadie diga cuando es tentado: “Soy tentado por Dios”. Porque Dios no puede ser tentado por el mal y Él mismo no tienta a nadie. Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte». Santiago 1:12-15 NBLA


El mejor arma para resistir la tentación es: nuestro amor a Dios. Recordemos que donde este nuestro tesoro —lo que realmente apreciamos— ahí también estará nuestro corazón (Mt 6:21). Las pasiones de la tentación pecaminosa solo pueden ser superadas por una pasión mayor, y esa es una pasión por honrar a Dios y cuidar nuestra relación con Él. Debemos amar a Dios con mayor poder y pasión que al pecado para poder vencerlo.


El que resista la prueba y tentación se convertirá en un hacedor de la Palabra

«Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia, reciban ustedes con humildad la palabra implantada, que es poderosa para salvar sus almas. Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos». Santiago 1:21-22 NBLA


Casi concluyendo el capítulo, Santiago nos habla acerca de la importancia de no sólo ser conocedores y oidores de la Palabra de Dios, sino también hacedores de ella. Es decir, ser personas sabias que verdaderamente aplican el conocimiento y se someten a los mandatos de Dios, cuyas únicas intenciones son hacernos vencedores sobre las tentaciones y capacitarnos para obtener la victoria sobre las pruebas que se nos presentan. «Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes». Santiago 4:7 NBLA


Solamente aquella persona que ha experimentado los grandes beneficios de haber perseverado durante la prueba, reconoce la importancia y el poder de Dios que actúa en medio de nuestras debilidades cuando permitimos que Él trabaje en nosotros a través de ellas. Así que, cuando la prueba y tentación se presenten en tu vida; se paciente, persevera, pide sabiduría y se testigo del poder de Dios.



«He mirado hacia atrás a los tiempos de prueba con una especie de anhelo, no de que vuelvan, sino de sentir la fuerza de Dios como la he sentido en ese entonces; de sentir el poder de la fe, como la he sentido en esos momentos; de aferrarme al poderoso brazo de Dios como me aferré a Él en esa época; y de ver a Dios en acción, como lo vi en ese entonces».

—Charles Spurgeon

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