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Foto del escritorRoberto Leiva

¿No es mi cuerpo? | Ideología de género (Pt. 1)

Actualizado: 5 jun 2023


Banderas 'arcoíris', frases de 'inclusión y tolerancia', festivales y toda clase de actividades sexuales en nombre de la 'libertad'; es lo que caracteriza el 'mes del orgullo LGBTQIA+'. Como cristianos, no debemos ser ajenos o indiferentes a lo que sucede a nuestro alrededor; es la misión de la Iglesia ser sal y luz en un mundo lleno de oscuridad, pero Dios nos llama a actuar con discernimiento y sabiduría. No es a través de capacidad humana que se producen los cambios en el corazón de una persona que experimenta confusión en su identidad o sexualidad, sino a través de la acción y dirección del Espíritu Santo. Espero que este artículo te sea de edificación y una guía si tienes este tipo de luchas.


Una de las características más prominentes de la Generación Z y la Generación Alfa es un estado constante de confusión, en todo sentido; su tendencia es deconstruir o invertir el mundo, los valores, el cristianismo y la sexualidad. Esta última ha tomado auge rápidamente en los últimos 10 años, y ha estremecido a la sociedad, la política, e incluso a la Iglesia. Pero antes de continuar, es importante que entendamos cuál es el origen y la premisa de lo que hoy conocemos como ideología de género.


¿De qué se trata esto?

En la revolución sexual de los años 60, se comenzó a "normalizar" toda clase de conductas sexuales fuera del matrimonio (homosexualismo, poligamia, orgías, etc.), pero también se comenzó a cuestionar abiertamente la relación entre la biología y la psique (mente). En décadas siguientes se construyeron más ideas sobre esta base. Organizaciones, gobiernos y los medios promovieron estos estilos de vida a través de libros, discursos, películas, series, música, y a inicios del siglo XXI se propuso formalmente la deconstrucción de la familia desde sus raíces, de la sociedad e incluso la Iglesia como tal a través de la cultura, leyes y regulaciones.


Para resumirte esto, en las palabras de la revista Coalición N°6 (La Iglesia Frente a la Ideología de Género – Coalición por el Evangelio):


«Lo que hoy conocemos como 'ideología de género' plantea la teoría de que el comportamiento de hombres y mujeres, así como la práctica de su sexualidad, no están determinados por la anatomía o la biología. La sexualidad es, según esta ideología, una construcción social y cultural. Entonces, la ideología de género propone una deconstrucción del ser humano, la sociedad y la familia, tal como han sido entendidos hasta ahora, provocando una profunda y peligrosa distorsión de la realidad. Pero si bien es cierto que el lenguaje puede distorsionar la percepción que tenemos de nosotros mismos, no puede cambiar nuestra naturaleza».


Actualmente se le conoce como disforia de género a una condición psicológica en la que personas presentan una disconformidad con su anatomía y se sienten atrapadas "en otro cuerpo", que su sexo biológico "no coincide" con su identidad de género. Con el tiempo presentan cuadros severos de depresión, ansiedad, y hasta tendencias suicidas; desean tomar acciones para cambiar su apariencia y conducta, con el fin de que su exterior "coincida" con la forma en que se autoperciben.


Ahora analicemos las implicaciones de estos patrones de pensamiento.

El dilema de la realidad

Desde el inicio de los tiempos, el ser humano ha tratado de redefinir su humanidad en todo sentido, incluyendo la sexualidad. Sigmund Freud (1856 -1939) argumentó en uno de sus escritos que: "en la gratificación sexual está la esencia de la identidad y felicidad del individuo". Asimismo, muchos pensadores y filósofos del siglo XIX han querido dar explicaciones para "separar" la sexualidad de la anatomía, todo bajo la premisa de dar "autonomía" y "libertad" a la sociedad. Este tipo de pensamientos ha desplazado la noción histórica o tradicional de relacionar de manera implícita y explícita el género con el sexo biológico.

El principal problema con todos estos argumentos es que no tienen fundamento objetivo con la realidad. En un mundo que valora más los sentimientos que los hechos, y el placer (hedonismo) más que el dominio propio (responsabilidad), no debemos extrañarnos cuando lo subjetivo del "cómo me siento/percibo" tiene más peso que lo objetivo de la biología, la naturaleza y la ley moral de Dios. La misma historia y las estadísticas muestran cómo las personas que llevan abiertamente esta clase de vida son hasta 5 veces más propensas a tendencias depresivas y suicidas. El 85% de los jóvenes que "transicionan" de género se arrepienten de su decisión en menos de 5 años, al reconocer que cambiar sus cuerpos no era la solución.


Actualmente, según la ONU existen 112 géneros, cada uno con características "personalizadas", combinando rasgos femeninos y masculinos según la preferencia de la persona. Aquí podemos ver el relativismo en su máxima expresión, cada quién toma partes de aquí o de allá para "definir" su identidad como si fuera un menú de restaurante.


Sin importar cuantas cirugías, tratamientos hormonales o terapias se realicen para cambiar las apariencias, nada puede cambiar la estructura genética ni los cromosomas de la persona. Los únicos tipos de cromosomas que existen en un ser humano saludable son dos: "XX" para el sexo femenino, y "XY" para el sexo masculino. En una de sus investigaciones, el psiquiatra estadounidense Paul McHugh relacionó comportamientos similares entre las personas con disforia de género y las personas con anorexia: «Si existe una contradicción entre tu mente y tu cuerpo, lo peor que podemos hacer es afirmar tu estado psicológico, en cambio, debemos alinear su mente a la realidad (su biología), no su cuerpo a sus deseos, al igual que con las personas anoréxicas».


Existen muchos artículos, investigaciones, estadísticas y libros que hablan sobre los peligros de la ideología de género, pero todos apuntan a una misma dirección y a la vez afirman lo que la Palabra de Dios dice desde hace miles de años: la mejor (y única) existencia para el ser humano en su plenitud es seguir su diseño original. Uno de los atributos de Dios es su naturaleza creadora, y como creador perfecto, no comete errores en sus diseños, por ende, cualquier modificación realizada por seres imperfectos (nosotros) conlleva un peligro inminente a nivel físico, mental y espiritual.


La principal falla de la ideología de género es presuponer que existen "géneros fluidos", pero a la vez contradice la misma postura cuando quieren "transicionar" de un género a otro, asumiendo que existen géneros fijos como el masculino y el femenino. Hay algo en lo que sí me atrevo a dar la razón a las personas que sienten que existe algo malo con sus cuerpos, y es que no pueden continuar tal como están. Pero el problema surge cuando utilizamos un diagnóstico incorrecto para tratar cualquier problema, pues siendo así siempre llegaremos a la conclusión incorrecta y aplicaremos la solución incorrecta. Aquí es donde debemos reconocer que nuestra naturaleza pecaminosa nos impide arrepentirnos y correr a la fuente de vida. Jesús es el único que nos entiende perfectamente, ya que en su cuerpo humano experimentó todas las tentaciones posibles, algunas incluso provinieron directamente de Satanás. Sin embargo, debido a que su identidad como el Hijo de Dios, su misión y también su relación con el Padre eran inquebrantables, no sucumbió ante nada ni nadie (Mateo 4:1-11). Ahora Él intercede por nosotros en nuestras debilidades (Hebreos 4:15) y nos da la salida para vivir la verdadera libertad (1 Corintios 10:13). El problema humano no es meramente sexual, emocional, relacional, moral o intelectual. Es un problema espiritual (pecado), y como tal necesita ser tratado por Alguien que tenga el poder y la autoridad para rescatarnos. Esto es exactamente lo que Jesús hizo en la cruz: morir para pagar por nuestros pecados y comprar nuestra libertad.


Jesús no nos llama a cambiar "esto" o "aquello" de nuestras vidas, pasiones, tendencias o deseos. Él nos llama a nacer de nuevo.


Esto significa una nueva identidad para nuestras vidas, la identidad original y eterna como hijos de Dios y herederos de Su Reino, tal como nos dice el apóstol Pablo:


«Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!»

2 Corintios 5:17 NVI




En el próximo artículo continuaremos leyendo más acerca de la solución final que la verdad de la Palabra de Dios nos enseña. ¡Hay esperanza en Jesús! No te lo pierdas, Dios te bendiga.


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