Seguramente has escuchado la frase, “sigue tu corazón”. Este tipo de frases acompañan a consejos que nos animan a amarnos a nosotros mismos y poner nuestros deseos en el centro. A la luz de La Palabra, ¿es correcto utilizar esta frase? Cuando exponemos esta frase a la verdad bíblica, vemos como en distintos pasajes se nos enseña que nuestro corazón es engañoso (Jeremías 17:9) y que de él proceden todos los malos deseos (Marcos 7:21-23). Esta es una realidad.
Es necesario reconocer que los deseos de nuestro corazón dejan entrever las motivaciones de nuestras acciones. Por esto, debemos evaluar de dónde vienen y cuál es la raíz de los deseos de nuestro corazón. David, en el Salmo 139, trata temas muy significativos, iniciando con una increíble declaración:
“Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos.”
Salmo 139:1-2 RVR60
Este verso no solo denota la omnipresencia de Dios, sino que nos lleva al entendimiento de que realmente Él conoce todo acerca de nosotros. Nuestro corazón, nuestra mente y pensamientos, nuestro diario vivir, conoce los deseos de tu corazón y las motivaciones detrás de tus acciones. Por esto, David cierra este salmo con el siguiente verso:
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.”
Salmo 139:23-24 RVR60
Debe ser nuestra petición que Aquel que conoce todo, examine nuestro corazón y que con gracia redentora, transforme aquello que mancha nuestro corazón. David termina este salmo, orando para que Dios le guíe al camino eterno. No se trata de que sigamos nuestro corazón, se trata de confiar en que Dios sabe mejor que nosotros y conoce lo que es mejor para nosotros. Entreguemos nuestro corazón en obediencia a quien nos guiará por el camino de la eternidad.
“Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.”
Romanos 8:28 NVI
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