Esta es la quinta y última sola de la Reforma, que responde una de nuestras grandes interrogantes como creyentes y seres racionales: ¿Cuál es el fin principal de Dios? La verdad es que la respuesta a esa pregunta es mucho más sencilla de lo que imaginamos: La glorificación de Su nombre.
«La gloria sea solo a Dios, pues todas las cosas (incluyendo nuestras vidas y redención) son de Él, por Él y para Él».
El apóstol Pablo, en todas sus cartas expresó su gozo por la gloria de Dios. Ejemplo: «Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos» (1 Ti 1:17). Pablo no pudo evitar explotar en alabanzas a Dios y atribuirle toda la gloria a Él; así es como nosotros también deberíamos reconocer que todo es, ha sido y será hecho por Él y para Él.
La Biblia nos menciona dos aspectos de la gloria de Dios:
La gloria intrínseca de Dios: Es el peso de todo lo que Dios es; esta es gloria infinita, imposible de definir. Piensa por un momento en todos los adjetivos buenos que puedas imaginar, multiplícalos por infinito y esa es la gloria de Dios.
La gloria adscrita de Dios: Es el honor que Él recibe de su creación. Es cuando le glorificamos, adoramos y reconocemos su majestad. «Glorificar a Dios, es decir, atribuirle gloria y honor, no significa que lo estamos haciendo más glorioso —pues es imposible añadir algo a su gloria intrínseca —, sino que estamos reconociendo el despliegue de su gloria y adorándole por quién es Él».
Solo a Él
Dios es quien creó y salvó por gracia a la humanidad, solo Él. Nosotros no hicimos, ni hacemos, ni haremos nada en contribución. Él es el único digno de toda adoración y alabanza por esos motivos. Pero muchas veces nuestra adoración no está enfocada en el Creador y Salvador, sino que, en el dinero, una persona, un ídolo de madera, etc. A esto le llamamos idolatría. No fuimos creados para adorar lo creado, sino al Creador. Por esta razón, los ídolos jamás podrán satisfacernos, ya que fuimos creados para adorar y glorificar solo a Dios.
Mayor manifestación de la gloria de Dios ✞
¡No cabe duda de que la gloria de Dios es desplegada en su Hijo Cristo Jesús como en ninguna otra parte! «El Hijo refleja el brillo de la gloria de Dios y es la fiel representación de lo que él es» (He 1:3a). El amor sacrificial sin medida y la soberanía (autoridad suprema) de Jesús sobre el pecado y la muerte es la mayor manifestación de la gloria de Dios, gracias a esto podemos ser salvos. ¡En ningún otro lugar ha brillado tanto la gloria de Dios como en la cruz! ¡Cómo no alabarle!
Jesús nos redimió para exaltación de Su gloria (Ef 1:14).
Buenas noticias
Dios no necesita que le «demos gloria», porque Él es autosuficiente. Nosotros necesitamos glorificarlo a Él, ya que nosotros somos los necesitados de Él y no al revés. Dios hace todo para su gloria, para que podamos compartir de su riqueza y deleitarnos en quien es Él. Jesús no quiere un cielo sin que estemos nosotros allí, por eso nos ha redimido. En Juan 17:24 leemos Su anhelo: «Padre, quiero que los que me diste estén conmigo donde yo estoy. Entonces podrán ver toda la gloria que me diste, porque me amaste aun antes de que comenzara el mundo».
Vivir para glorificarle
Esta es la esencia de la vida cristiana. No busquemos exaltar o glorificarnos a nosotros mismos, ya que Jesús dijo: «Porque todo el que a sí mismo se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido». ¡Y cómo no glorificarle si Él nos ha salvado de las garras del pecado y de la muerte! Dios y Su Hijo, nadie más. Vivamos para que el mundo entero también pueda conocerle y glorificarle.
«[…] La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, la honra, el poder y la fortaleza son de nuestro Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!»
Apocalipsis 7:12 NVI
Recomendación ♪
Si quieres adorar, exaltar y glorificar a Dios y a su Hijo Jesús de manera audible, aquí algunas canciones que te ayudaran a hacerlo. Concéntrate en glorificarlo por quien es Él y por lo que ha hecho en ti.
♪ Glorioso
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