Si alguna vez te has preguntado cuál es el mensaje central de la Biblia y de qué se trata la vida cristiana o todo este tema de la Reforma, la Sola en la que profundizaremos en este artículo nos da la respuesta: Todo se trata de Cristo.
Cuenta la historia que cuando Martin Lutero escribió las noventa y cinco tesis que dieron inicio a este gran suceso, apenas venía comprendiendo el poder de la Cruz de Jesús. Un año más tarde, continuó escribiendo otras 28 tesis en las que explicó con mucha mayor claridad su entendimiento de la obra del Señor, conocidas como sus tesis teológicas de la disputa de Heidelberg y de las cuales se dice que en ellas se encuentra una de las maneras más poderosas y radicales en las que Lutero explica la esencia de una verdadera vida cristiana, que básicamente consiste en una vida centrada en Cristo.
Lutero, el principal precursor de la Reforma descubrió esta gran verdad cuando estaba en busca de ella. Su testimonio es un ejemplo del cumplimiento de la promesa que leemos en Jeremías 29:13, que dice: «Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón». Y es que, esa es la única manera en la que podremos recibir esta misma revelación a través del Espíritu Santo, quien se encarga de guiarnos a la Verdad, que es Jesús mismo (Jn 14:6). Un corazón contrito, humillado y en busca de la verdad, Dios nunca lo despreciará (Sal 51:17).
La enseñanza de Solus Christus argumenta que la salvación se alcanza solo a través de Cristo y gracias a su obra en la cruz.
Una vez que nuestros ojos son abiertos, podemos apreciar que toda la Biblia es un libro que cuenta una sola historia y que culmina en una sola persona: Jesucristo. De esta manera, cada una de sus páginas cobran vida y nosotros hallamos descanso al saber que la revelación de Cristo da sentido a toda la Escritura. Los profetas en el Antiguo Testamento eran solo una sombra del verdadero y superior Profeta que había de venir. Los apóstoles en el Nuevo Testamento pudieron comprender que Jesús mismo era el cumplimiento de toda la ley, pero no pudieron comprenderlo hasta que Dios mismo les abrió el entendimiento (Lc 24:45-48).
Estas son solo algunas de las verdades bíblicas que resumen la enseñanza de Solo Cristo:
No existe otro nombre mediante el cual podamos alcanzar la salvación, somos salvos sólo a través de Jesús (Hch 4:12).
Jesús es el único Camino que nos lleva hacia Dios, la única Verdad absoluta que existe y en Él se encuentra la única Vida plena y abundante (Jn 14:6).
En Jesús fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, todo lo que podemos ver y también lo que no podemos. Todo fue creado por medio de Él y para Él. Jesús existía antes de que todas las cosas fueran creadas y ahora el universo entero subsiste por medio de Él (Col 1:16-17).
En Cristo habita toda la plenitud de Dios en un cuerpo humano (Col 2:9).
Dios nos dio a conocer el misterio de Su voluntad, que consiste en algún día reunir todas las cosas del cielo y de la Tierra en Cristo Jesús (Ef 1:9-10).
Descubrir la supremacía de Cristo, y ser conscientes del reinado de Jesús en el pasado, en el presente y por los siglos de los siglos; produce una disyuntiva en la vida de todas las personas: o deciden someterse a Su señorío (lo cual tiene implicaciones absolutas); o deciden rechazarlo. Al aceptarlo, elegimos el camino que conduce hacia la vida; y al rechazarlo, elegimos el camino que lleva hacia la muerte.
Cuando decidimos someternos a Cristo, con la ayuda y convicción que el Espíritu Santo produce en nosotros, encontramos ese mismo descanso que Lutero también encontró. Descubrimos nuestra verdadera identidad que consiste primordialmente en vivir una vida que le rinde gloria y honra a Él. Conocemos a Dios de la manera en que Él nos ha diseñado para que le conozcamos y para que disfrutemos de una relación personal con Él, en la que Jesús se convierte en el buen pastor de nuestras almas y en nuestra mayor esperanza mientras vivimos en este mundo, debido a que hemos sido despertados a la realidad de que Cristo es el centro de nuestras vidas, y de la vida misma.
¡Todo se trata de Jesús!
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