En el mes de octubre la Iglesia cristiana conmemora y recuerda la Reforma Protestante. Este no fue cualquier movimiento histórico, en realidad es el suceso que desencadenó un gran avivamiento y exaltación del evangelio más importante en toda la historia, cuyo impacto permanece hasta el día de hoy. Puedes leer más acerca de lo que sucedió durante la Reforma en el año 1517 siguiendo el enlace: El gran suceso que ocurrió hace 505 años
Este movimiento fue iniciado por Martín Lutero, quien fue un monje católico que descubrió que muchas de las creencias y tradiciones de su época y entorno contradecían lo que la Palabra de Dios claramente enseñaba. Su testimonio es una hermosa historia que demuestra el poder de transformación que la Palabra de Dios puede producir en una vida que se rinde completamente a la verdad revelada en ella.
Las Cinco Solas
Justamente de la autoridad de la Palabra de Dios leeremos en este primer tema de la serie, ya que la Reforma sacó a la luz las cinco verdades principales que se revelan a lo largo de toda la Biblia, conocidas como las Cinco Solas de la Reforma Protestante: 1) Solo la Escritura 2) Solo la Fe 3) Solo la Gracia 4) Solo Cristo 5) Solo a Dios la Gloria.
Probablemente estas palabras suenen bastante conocidas y repetitivas para ti, como lo eran también para mí, hasta que leí un eBook que trata este mismo tema, titulado: Cinco Verdades que cambian vidas (puedes descargarlo y leerlo gratis aquí). Mi vida ciertamente empezó a cambiar una vez que pude comprender cada una de estas hermosas verdades que Dios desea revelarnos a través de Su Palabra. Por lo tanto, basándonos en ese recurso estaremos compartiéndote a lo largo del mes sobre las Cinco Solas de la Reforma, y hoy leeremos sobre la primera de ellas: Sola Escritura
«Sola Scriptura enseña que la única autoridad infalible hoy en día es la Escritura. Por tanto, toda enseñanza y práctica debe ser evaluada a la luz de la Palabra de Dios y, si en algo se desvía de esa autoridad, se debe rechazar».
¿Por qué es importante que se establezca este principio? ¿No es bastante obvio que las bases de nuestra fe, creencias y prácticas están fundamentadas en la Biblia?
La verdad es que hoy en día prevalece la confusión y la mal interpretación de las Escrituras, por ende, es sumamente importante que establezcamos no solo en nuestras mentes, sino también en nuestros corazones una sólida convicción de que la única autoridad, es decir, lo único que determina la verdad de nuestra fe cristiana se encuentra única y exclusivamente en la Palabra de Dios.
En la actualidad existen varios factores que intentan quitar a la Escritura como autoridad final en cuanto a la fe. Por ejemplo: los textos sagrados, la tradición, la razón o la experiencia. Esto significa que, si no tenemos a la Biblia como autoridad para basar nuestras creencias, o nuestra forma de vivir y de ver la vida, inevitablemente estamos cediendo esa autoridad a uno de los factores mencionados anteriormente. Si no estamos viviendo conforme a la verdad, no estamos en la verdad. He ahí la importancia de examinar todas nuestras vidas y creencias a la luz de la Verdad revelada en la Palabra de Dios.
Martín Lutero pudo provocar toda una Reforma y revolución en la Iglesia, porque primero permitió que la Biblia reformara y moldeara su vida completamente. Su intención nunca fue provocar una gran división, pero Dios en Su soberanía lo había elegido a él para que cumpliera con Su voluntad al levantar una voz que diera a conocer lo que realmente decía la Biblia y la defendiera como la autoridad final para cualquier asunto de vida y fe.
Lutero llegó a entender de qué se trataba verdaderamente el plan de salvación de Dios para la humanidad a través de su estudio de las Escrituras, específicamente los Salmos, Romanos y Gálatas. El Espíritu Santo obró poderosamente en él forjando sólidas convicciones basadas solamente en la Biblia, y en una ocasión en la que estaba siendo juzgado expresó la sorprendente confesión:
«A menos que se me convenza por testimonio de la Escritura o por razones evidentes, puesto que no creo en el papa ni en los concilios [de la Iglesia católica romana]... estoy encadenado por los textos de la Escritura que he citado y mi conciencia es una cautiva de la Palabra de Dios. No puedo ni quiero retractarme de nada».
¡Increíble! Tener a la Escritura como autoridad final en su vida lo llevó a tener una fe inquebrantable e inconmovible.
Y nosotros, ¿Por qué creemos lo que creemos?
A la hora de responder este tipo de preguntas, cuando se trate de las verdades más importantes y se nos demande razón de nuestra manera diferente de vivir, nuestro Padre celestial espera que podamos ir a la Biblia para justificar nuestra respuesta. Sólo así demostramos que nuestra autoridad única y final es la Palabra escrita por Dios: Solo la Escritura.
«Tú estás cerca, Señor, Y todos Tus mandamientos son verdad».
Salmo 119:151 NBLA
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