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Foto del escritorAndrea Moreno

Solo la fe


La segunda sola de la Reforma nos enseña que somos justificados solo por la fe. Pero ¿Qué significa ser justificados? ¿Qué es la fe?


La manera en que Martín Lutero se convirtió al cristianismo nos hace comprender un poco mejor estos términos tan importantes relacionados a nuestra salvación. Su conversión sucedió cuando se encontraba en esa inquietante búsqueda de la verdad, cara a cara ante las Palabras de Dios en el libro de Romanos, en el versículo 17 del primer capítulo, que dice así:


«Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá».


En ese momento Lutero halló el descanso que su alma tanto necesitaba, encontró la verdad que buscaba y se despojó de la carga de consciencia que lo atormentaba; y declaró: Aquí sentí que había nacido de nuevo y que había entrado en el paraíso mismo por las puertas abiertas.


Recordemos que él había sido despertado a la realidad de que su estilo de vida permeado de mera religiosidad no le proporcionaba la paz interior que deseaba, y mucho menos aplacaba la justicia de Dios. A pesar de que era un monje consagrado y profesor de teología, carecía de una verdadera y sana espiritualidad.


Por esta razón, su corazón estaba en el lugar y estado ideal para tener un encuentro genuino con la gracia de Dios. Un corazón arrepentido, consciente de su incapacidad e insuficiencia para agradar a Dios es capaz de recibir la misma revelación que el Espíritu Santo reveló a Lutero al leer el versículo de Romanos 1:17 «Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá».


Finalmente, el centro mismo del evangelio le fue revelado; es decir, en que «el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lc 19:10). Lutero expresó: Allí comencé a comprender que la justicia de Dios es aquello por lo cual el justo vive por un don de Dios, es decir, por la fe.


«Sola Fide resume la verdad de que la fe en Jesucristo como único y suficiente Salvador, sin necesidad de méritos u obras por nuestra parte, es el único medio por el cual somos perdonados y declarados justos por el Dios tres veces santo».

¿Qué es lo que tiene la fe, que tiene el poder de salvarnos?


Sí, somos justificados solo por la fe, pero no es simplemente la acción de tener fe la que nos declara justos delante de Dios. La «fe sola» no es el fin para salvarnos, sino el medio para hacerlo. A. W. Pink lo explica así: La fe no es la base ni la sustancia de nuestra justificación, sino simplemente la mano que recibe el don divino que se nos ofrece en el evangelio.


Nosotros podemos tener fe en cualquier cosa. Ejemplificar la fe como una «mano receptora» nos permite reconocer que no tenemos «fe en la fe», ya que ella no posee mérito alguno por sí misma, sino que esa «mano» debe ser llenada del conocimiento de la revelación ofrecida por la Palabra de Dios, porque sin ella la fe es como un vaso sin agua que nunca saciará nuestra sed. Usando la misma ilustración de la mano, Charles Spurgeon dice:


«La fe es la mano que agarra. Cuando nuestra mano agarra algo, hace precisamente lo que hace la fe cuando se apropia de Cristo y las bendiciones de su redención».

De esta manera, podemos concluir tres cosas acerca de la fe:

  1. La verdadera fe es un regalo de Dios, no es algo que podamos producir nosotros mismos. (Ef 2:8-9)

  2. La verdadera fe debe tener un objeto, y la fe que salva tiene como objetivo depositar toda nuestra confianza en Jesús y Su obra, en el autor y consumador de la fe (He 12:2, 2:10).

  3. La fe efectiva debe contener la verdad revelada en el evangelio (Ro 10:17).

Cuando hay justificación, hay transformación


Una persona justificada por la fe en Cristo es una persona que ha sido transformada por el poder del evangelio. Tal como lo experimentó Lutero, es hasta ese momento en el que descansamos solamente en Jesús para salvación que nacemos de nuevo y nos convertimos en nuevas criaturas (2 Co 5:17).


«La enseñanza sobre la justificación por la fe sola es uno de los 28 grandes aportes de la Reforma para la recuperación de una espiritualidad bíblica y vital con un fundamento firme. Nos aleja de una espiritualidad religiosa vacía basada en nuestros méritos y nos da cuenta de nuestra necesidad absoluta de Dios para nuestra salvación».


Estoy plenamente segura de que, si hoy Lutero pudiera elegir una canción para describir el momento de su conversión, elegiría La Sangre de Jesús, de Majo y Dan .

Para finalizar, te dejo algunos de sus hermosos versos:


Nunca se trató de esfuerzo por ser bueno e intentar el ser perfecto, hoy lo entiendo, fue solo por la cruz. Nunca se trató de un premio que merezco y su gracia es un regalo y hoy lo entiendo, es solo por la cruz.

Quien quiera ser santificado, transformado, ante Dios justificado, debe verlo, que solo por la cruz.


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