top of page
Foto del escritorAna Leverón

Un Arrepentimiento Verdadero

Actualizado: 8 jun 2022

¿Qué es arrepentirse? En el Nuevo Testamento, la palabra griega que se utiliza, significa “cambio de mente”. Así podemos ver que el arrepentimiento, se relaciona directamente con nuestros pensamientos y mentalidad. El arrepentirse conlleva de nosotros una respuesta de rendición completa y total.


Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio de Dios. «El tiempo se ha cumplido», decía, «y el reino de Dios se ha acercado; arrepiéntanse y crean en el evangelio».

Marcos 1:14-15 NBLA


Hay dos medios por los cuales, como pecadores, podemos acceder a la gracia redentora de Cristo: arrepentirse y creer, sin embargo estos dos no son iguales. Fe y arrepentimiento no son iguales, pero tampoco dispares, estas dos acciones se acompañan. Hoy en específico, concentrémonos en el arrepentimiento.


¿Qué dice Dios a los pecadores?


Abandone el impío su camino, y el hombre malvado sus pensamientos, y vuélvase al Señor, que tendrá de él compasión, al Dios nuestro, que será amplio en perdonar.

Isaías 55:7 NBLA


Dios no nos llama a dejar de pensar, nos llama a pensar como él piensa; a dejar el mal camino por el que vamos y volvernos a él con reverencia. Somos hijos de un Dios compasivo, y que a través del sacrificio de su Hijo cubre la multitud de nuestras faltas con su gracia.


Somos el Hijo Pródigo

“Porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida;

estaba perdido y ha sido hallado”.

Y comenzaron a regocijarse.

Lucas 15: 11-32 NBLA


En Lucas 15, encontramos la parábola del Hijo Pródigo, con esta podemos comprender el concepto del arrepentimiento. Antes de continuar, si no la recuerdas, te invito a que te detengas un momento y la leas.


Este relato comienza por presentarnos a este hombre, quien tenía dos hijos. Uno de ellos, el menor, un día se acerca a él y le pide la herencia que le correspondía. Quizá el padre sabía que esta decisión no era totalmente acertada, pero le entregó todo y desde el principio de la historia, sabemos que nada resultó bien. El hijo malgastó todo cuanto le fue entregado, pero en medio de su error, reconoce su insensatez y decide regresar a su padre.


“Cuando todavía estaba lejos,

su padre lo vio y sintió compasión por él, y corrió,

se echó sobre su cuello y lo besó.

Lucas 15:20b NBLA


En el versículo 20, vemos cómo planea su discurso, decidiendo regresar a casa. Lo más hermoso, es que desde que su padre lo vio a la distancia corrió hacía él (eso significa que su padre lo esperaba). El hijo pidió perdón a su padre, reconociendo que no era digno, y el padre movido en misericordia y amor lo perdona, y hace un banquete en honor a su regreso.


Hay mucho que podemos decir acerca y de esta parábola, porque hay varias realidades espirituales para aprender, pero veamos de cerca el perdón que se le extiende al hijo luego de confesar su transgresión y pedir perdón.


Este hijo que vivió perdido por un tiempo, nos representa a nosotros. Somos ese hijo e hija que está o estuvo lejos de su Padre. La Palabra nos dice que antes de estar con Jesús vivíamos muertos en nuestros delitos y pecados (Efesios 2:1-2), ¡estábamos separados! Pero en el inmenso amor y misericordia de Dios, Él nos dio vida en Cristo. (Efesios 2:4-5).


El amor de ese padre, es como el amor de Dios. Es grande, incontenible, profundo, incondicional y cada uno de nosotros es receptor de él. Es un amor que quizá no comprendemos, porque Dios nos ama siempre, sin resentimientos, ni teniendo en cuenta el pasado. A pesar de nuestra rebelión y pecado, Dios nos da un amor incondicional.


Nuestro padre nos espera con los brazos abiertos, confesemos nuestro pecado y arrepintámonos. Vayamos a Dios reconociendo que solos no podemos luchar contra nuestro pecado, oremos por fortaleza y ayuda.

0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

コメント


bottom of page