¡Una decisión de vida o muerte!

“La justicia conduce a la vida, y seguir el mal conduce a la muerte.”

Proverbios 11:29 RVC

El hecho de la existencia del bien y el mal es un concepto que aprendemos desde una temprana edad en nuestras vidas. Lo hemos visto una y otra vez en películas, donde usualmente se personifica el bien con algún personaje heroico, y el mal con un villano.

Esto es nada más que una evidencia de que el ser humano posee una conciencia que es libre de elegir, pero de la cual es responsable (Romanos 2:15). Y más allá que una evidencia, es también una sombra de la realidad espiritual a la que nos enfrentamos: debemos elegir si vivimos para vida eterna, o para una muerte eterna.

Este proverbio nos resume en pocas palabras qué elegir para conducirnos hacia la vida eterna: la justicia. Sin embargo, debido a nuestra naturaleza pecaminosa, nos es imposible alcanzar la justicia por nuestros propios medios. Pero la buena noticia del evangelio nos dice que, ahora hemos sido justificados por la fe, y tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 5:1). ¡Jesús es el héroe en la historia de la humanidad! Sólo en Él encontramos justicia y vida eterna (Juan 6:47, 14:6).

Por otro lado, seguir sujetos a nuestra naturaleza pecaminosa al rechazar a Jesús y lo que ya hizo por nosotros, nos conduce hacia la muerte eterna; y en el presente nos hace estar muertos en nuestros propios delitos y pecados (Efesios 2:1).

La decisión sobre qué camino elegir es una realidad que cohabita en nuestras mentes y corazones, la Biblia nos dice que es como si tuviéramos la ley escrita en nuestra mente (Romanos 2:15). No hagamos caso omiso a la decisión más importante de nuestras vidas, y más aún, no nos engañemos a nosotros mismos si ya hemos elegido la vida, pero nuestras acciones apuntan más hacia la muerte.

“Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre bendiciones y maldiciones. Ahora pongo al cielo y a la tierra como testigos de la decisión que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida, para que tú y tus descendientes puedan vivir!”

Deuteronomio 30:19 NTV